Última actualización el 17 de junio de 2024
ARTÍCULO DE OPINIÓN
Por José Torres Fuentes, presidente de la Cámara de Comercio de Lanzarote
16/02/17.- Que la capital, Arrecife, no está a la altura de la isla a la que representa es un hecho. El desánimo, la dejadez, la suciedad y el desorden, han tomado la ciudad y vamos proa al marisco.
La dinámica de inmovilismo en la que nos encontramos resulta muy peligrosa, ya que podría arrastrarnos hacia una espiral o bucle en el que todo se repite sin hallar soluciones prácticas.
A estas alturas de la película, todos sabemos que la ciudad no va a tomar camino por sí misma, y ante la falta de un plan urgente y eficiente que le devuelva su dignidad, me planteo si no sería más beneficioso para nuestra isla devolver la capitalidad a la Villa. Teguise es posiblemente el pueblo más antiguo de Canarias, un enclave histórico del que partieron los fundadores de San Antonio de Texas en 1730, una villa hermosa, limpia y a la altura de esta isla. Un lugar que no defrauda y al que siempre apetece volver.
O por qué no, San Bartolomé, otro ejemplo que podría ser digno representante y ostentar el título de capital. Situada en el centro de la isla, cuenta con la baza del aeropuerto, una gran zona industrial organizada y legalizada, así como una buena zona comercial que funciona.
Ambos casos podrían representar con mayor dignidad -hoy por hoy- a la capital de Lanzarote. Mejor que el Arrecife actual, un laberinto sin señalizar por el que se pierden sus turistas, topándose con solares repletos de basura, muros a punto de derrumbarse, cables colgando peligrosamente… y del que a veces resulta muy complicado salir. Imposible no comparar las dos realidades tan distintas que presenta Lanzarote.
Y yo me pregunto, con el potencial que tiene Arrecife -y así lo hemos podido comprobar en un reciente vídeo publicado por su Ayuntamiento- ¿cómo es posible que todavía no exista un plan estratégico de actuación capaz de darle la vuelta a la ciudad? Y solo encuentro una respuesta: quizás haya que mover la capital de sitio para salir de ese bucle en el que nos encontramos atrapados.